LO QUE SE PINTA Y LO PINTADO
Antonio Licerán, amigo e hijo de amigos. Conozco su trayectoria desde toda su vida. Preparado por unos padres ejemplares en el mundo de la cultura. Su formación y su buena base lo llevan a profesor en enseñanza. Su interés por la pintura y su creatividad le vienen de niño, desarrollando esta actividad desde pequeño con ilusión y siempre con la preocupación por la evolución de la pintura.
Las primeras obras suyas estaban llenas de deseos y buscando la perfección. Con el tiempo y la experiencia se va dedicando más a la investigación de su propia pintura y de la pintura que le rodea. Se relaciona con pintores que le ayudan a madurar.
En su obra está la inquietud que le pertenece por su juventud. Licerán siempre mantiene la ilusión por los nuevos logros. En esta exposición, nos sorprende con un nuevo trabajo, nos enseña un lenguaje algo distinto a lo anterior sin dejar de ser él. Aparece la figura humana y le da prioridad por delante de sus ya conocidos paisajes y temas de naturaleza viva, los cuales quedan archivados por el momento en su memoria.
En este momento, me habla con ilusión del nuevo proyecto de la expresión o lenguaje expresivo y lo marca en su nueva etapa.
Viendo algunas de estas obras, doy fe de este paso adelante seguro e inteligente en su obra. Si tuviera que darle un consejo, aunque el mejor consejo es el que no se da, : “Antonio, mira y estudia la Historia del Arte y su evolución con el conocimiento de lo hecho. La propia creación engrandece el arte. Viajar, vivir nuevas experiencias, salir de la monotonía y círculos cerrados, tener encuentros con lo desconocido. De esta manera enriquecerás tu conocimiento”.
Antonio Licerán es una persona inquieta, con sentido del humor y creador. Y estas son bases muy importantes para su trayectoria artística.