sábado, 13 de septiembre de 2008

EXPOSICIÓN: "MIRADAS LIMPIAS"









































http://www.la-actualidad.com/articulo/09182008/miradas-limpias-y-llenas-de-vida/


LO QUE SE PINTA Y  LO PINTADO


 Antonio Licerán, amigo e hijo de amigos. Conozco su trayectoria desde toda su vida. Preparado por unos padres ejemplares en el mundo de la cultura. Su formación y su buena base lo llevan a profesor en enseñanza. Su interés por la pintura y su creatividad le vienen de niño, desarrollando esta actividad desde pequeño con ilusión y siempre con la preocupación por la evolución de la pintura.

Las primeras obras suyas estaban llenas de deseos y buscando la perfección. Con el tiempo y la experiencia se va dedicando más a la investigación de su propia pintura y de la pintura que le rodea. Se relaciona con pintores que le ayudan a madurar.

En su obra está la inquietud que le pertenece por su juventud. Licerán siempre mantiene la ilusión por los nuevos logros. En esta exposición, nos sorprende con un nuevo trabajo, nos enseña un lenguaje algo distinto a lo anterior sin dejar de ser él. Aparece la figura humana y le da prioridad por delante de sus ya conocidos paisajes y temas de naturaleza viva, los cuales quedan archivados por el momento en su memoria.

En este momento, me habla con ilusión del nuevo proyecto de la expresión o lenguaje expresivo y lo marca en su nueva etapa.

Viendo algunas de estas obras, doy fe de este paso adelante seguro e inteligente en su obra. Si tuviera que darle un consejo, aunque el mejor consejo es el que no se da, : “Antonio, mira y estudia  la Historia del Arte y su evolución con el conocimiento de lo hecho. La propia creación engrandece el arte. Viajar, vivir nuevas experiencias, salir de la monotonía y círculos cerrados, tener encuentros con lo desconocido. De esta manera enriquecerás tu conocimiento”.

Antonio Licerán es una persona inquieta, con sentido del humor y creador. Y estas son bases muy importantes para su trayectoria artística.


Manuel Coronado


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       Perdona, querido lector, pero, en este momento, no sé si me encuentro feliz o triste, rebosando alegría o la tristeza me inunda, porque las leyes del corazón no se rigen por las leyes de la razón. O el mundo está al revés o yo me encuentro desubicado. O tal vez viva yo tan feliz en esa otra realidad. No puedo especificarlo. Intenten comprenderlo.

Puede que sean los años, la vida o los desengaños quienes me han hecho tan sensible que, cada día, a cada momento, me sorprendo con cada uno de los pasos que me guían. Y me muevo, puedo asegurarlo, en este mundo materialista en el que vivo y observo, intentando comprender a cada uno de los niños con los que convivo a diario, con los que consumo mi vida en tal empeño, y no lo consigo aunque algo tengo claro a la vista de estas veinte sanguinas: “Qué fácil es ser feliz con la nada”.

Con qué facilidad se elabora a veces un panegírico de un artista, a la vista de su obra, y con qué dificultad se encuentra en esta ocasión el que suscribe.

Porque Licerán nos transmite en esta exposición, no sé si intencionadamente, pero lo ha logrado, una colección de miradas limpias y puras. Miradas que nos llegan de lejos, cargadas de vida para llenarnos, que nos fascinan y nos embargan, que nos abstraen y nos invitan a la reflexión. No las entiendo, no son del mundo que conozco a diario y por ello, tampoco quiero entenderlas, no quiero comprenderlas. Simplemente me gustan y habrán de permitirme que las disfrute y les haga cómplices de mi gozo.

Del resto de esta muestra, no me queda, tras la emoción precedente, más que decirles que, el maestro de la luz y el color, ha atrapado en su pincel, como ya nos tiene habituados, los más bellos rincones de su pueblo, de este pueblo que ha sabido, como el ave fénix, resurgir de sus cenizas y erguirse en referente mediterráneo, para llenar nuestros ojos de azules y blancos, de arenas y brisas salinas, de calas recónditas en las que las algas y la brea se agolpan para regalarnos sus aromas abanicadas por las palmas de las palmeras que peinan las tardes aguileñas.

Ánimo maestro. Que nos hagas ser destinatarios de tus regalos durante muchos más años para poder seguir alimentando nuestro espíritu con la delicadeza que brota de estas obras al tiempo que transportamos nuestras miradas a ese impreciso destino en el que habitan las miradas limpias y puras que invitan a la reflexión.


                                                                           Trinidad.