Desde este rinconcito, apartado del ajetreo de la
pululación, desde el que la inclinación a
la ternura se hace esencia y esencial, me permito, como artista plástico,
mirarlo todo con el detenimiento necesario para, si la suerte y las musas me
acompañan, intentar acercarme a la síntesis del lirismo a través de la forma y
el color por si así, desde esa óptica,
llegara a encontrar o encontrarme con aquellos significados que los objetos que
me rodean llevan ocultos a otras miradas.
Porque
pintar es sólo el acto último de un pintor, la herramienta para explicar lo que
se siente, lo que se piensa, el misterio…
Y
ha sido y es desde esta perspectiva, caprichosa por elección y convencimiento, desde
donde me he permitido dar vida en esta Exposición a esas otras miradas que me
aportaban lo que en la cotidianeidad acompaña mis pasos, mis sentidos, mi vida.
Me
refiero a esas transparencias vítreas que me permiten traer el color y la forma
de los peces a un primer plano, sacarlos de su ambiente natural en el que
permanecen ocultos a la vista y acercarlos a cualquier mirada con todo su
protagonismo.
Me
refiero igualmente al perfume de los tiestos del balcón, esos seres que vemos
como inertes sin dejar de ser fuente de vida; esas piezas que nos aporta la
naturaleza en forma de tierra y agua y que gracias a la mano del alfarero
tornan almas cautivadoras …el artista que hace de un lugar una obra.
Trinidad
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